1 may 2009

DECRETO DE LEY: LA CUECA, DANZA NACIONAL DE CHILE

N°23, SANTIAGO, 18 DE SEPTIEMBRE DE 1979.-VISTOS Lo dispuesto en los decretos leyes N°s. 1 y 128, de 1973, y 527, de 1974, y considerando:

1°. Que la Cueca constituye en cuanto a música y danza la más genuina expresión del alma nacional.

2°. Que sus letras alberga la picardía propia del ingenio popular chileno, así como también acoge el entusiasmo y la melancolía.

3°. Que se ha identificado con el pueblo chileno desde los albores de la Independencia y celebrando con él sus gestas más gloriosas, y

4°. Que la multiplicidad de sentimientos que en ella se conjugan reflejan, no obstante la variedad de danzas, con mayor propiedad que ninguna otra el ser nacional en su expresión de auténtica unidad.


DECRETO:

Artículo 1°. Declárase a la CUECA, DANZA NACIONAL DE CHILE.-

Artículo 2°. El Estado fomentará, a través de los diversos organismos e instituciones del sector cultural, la enseñanza, divulgación, promoción e investigación de sus valores musicales y coreográficos. Corresponderá al Ministerio Secretaría General de Gobierno, a través de su SECRETARIA DE RELACIONES CULTURALES, VELAR POR EL CUMPLIMIENTO DE ESTA NORMA.

Artículo 3°. El Ministerio de Educación Pública organizará un Concurso Nacional de Cueca para alumnos de Enseñanza Básica y Media, cuya organización corresponderá a las respectivas Áreas de Cultura de las Secretarías Regionales Ministeriales.

Tómese razón, comuníquese y publíquese.- Augusto Pinochet Ugarte, General de Ejercito, Presidente de la Republica.- Gonzalo Vial Correa, Ministro de Educación Pública.- Julio Fernández Atienza, General de Brigada, Ministro Secretario General de Gobierno.


Documento textual del decreto de ley donde se declara a La Cueca como danza Nacional, el 18 de Septiembre de 1979. Mientras el 6 de noviembre de ese mismo año fue inscrita como tal en los registros de la DIGEDER (Dirección General del Deporte).

EVALUACIÓN DE LA CUECA EN CAMPEONATOS

El Jurado:

La composición y las funciones del jurado están establecidas en las bases de cada campeonato.

La función del jurado implica la responsabilidad de una actuación dentro de las normas de la más elevada moral. El desempeño debe estar exento de todo partidismo, amistad o simpatía. La labor debe ser honesta y objetiva; el fallo debe ser reflejo claro de la observación profunda de la riqueza interpretativa de los participantes.

El jurado debe evitar ser influenciado por exhibiciones espectaculares que no lleven en sí un profundo y sano espíritu de participación. Debe buscar el trato más exquisito y respetuoso que resalte el valor intrínseco de la danza, como expresión del alma pueblo chileno.

El fallo debe desvalorizar el exhibicionismo dancístico, especialmente cuando no se respetan las formas tradicionales de la cueca o la complementación espiritual y coreográfica, que son las bases de esta danza de pareja.

El jurado no debe emitir opiniones o hacer comentarios acerca del desempeño de las parejas durante el desarrollo del evento. Los veredictos del jurado son inapelables.

MÉTODO PARA JURAR SEGÚN LA EXPERIENCIA

Condiciones de los jurados:
Algunas de las condiciones que deben poseer los jurados son: ética, moral, honestidad, transparencia, etc.

Evaluación de la danza:
Los jurados deben evaluar esencialmente la calidad expresiva y artística de las parejas en competencia. La expresión física de la danza es el reflejo de la riqueza espiritual que emana de la pareja, con todas las consideraciones que naturalmente caracterizan a un espectáculo artístico y lo diferencian de una manifestación popular auténticamente folklórica.

Los esquemas o planillas de evaluación comúnmente contienen elementos de evaluación, los que se aplican desde la etapa de invitación y paseo, continuando la calificación de cada una y todas las figuras coreográfica de la danza.

PUNTOS A EVALUAR SEGUN EL CRITERIO DEL JURADO


  • Naturalidad, seguridad, sencillez y tranquilidad en el modo de actuar durante el baile.


  • Elegancia, belleza y gracia en los movimientos.


  • Prestancia, distinción y liviandad en pasos y desplazamientos.


  • Ritmo. armonía y proporción entre los movimientos y la música.


  • Gestos, movimientos y giros corporales amplios, medidos y seguros.


  • Creatividad y variedad en pasos y movimientos.


  • Exactitud y puntualidad en las evoluciones coreográficas.


  • Comunicación, entendimiento y unión de la pareja por medio de la conquista, que debe presentar el baile.


  • Expresión facial y corporal concordante con el sentimiento, la alegría y la picardía que caracterizan al baile.


  • Movimiento del pañuelo con gracia y elegancia, acorde con los desplazamientos y el ritmo.


  • Complementación física y expresiva, dominio del escenario.


  • Iniciativa del varón, delicadeza y femineidad en la dama.


  • Vigor, gracia, pureza y respeto por la danza.


  • También se califica la vestimenta. (uso adecuado del traje de huaso y huasa o china).

DEFINICIÓN DE CRITERIOS AL JURAR LA CUECA

Elementos tradicionales:
Mantener la cueca en su forma tradicional, no permitiendo argumentos que puedan interpretarse como ajenos a la danza, en tal sentido.

Elementos competitivos:
Tienen que ser fundamentados con la evolución lógica que ha tenido la cueca a través de los años y con los argumentos propios que usan los bailarines para participar en una competencia.

Otros elementos:
Exhibiciones espectaculares; inventos; malabarismos; transformaciones; espejo y sincronización.

Conclusiones:
Mantener los elementos tradicionales de la danza y a la vez aceptar aquellos elementos competitivos que no signifiquen la transformación de esta.

Eliminar definitivamente aquellos elementos viciosos que transformen la danza en una simple faena de trabajo sincronizado.

ALGUNAS OBJECIONES NO VALIDAS DEL JURADO

Movimientos de pañuelo: Se refiere a deslizar el pañuelo a ras de piso, bajarlo en las vueltas, pasarlo por detrás de la dama, cambiarlo de mano, etc. El Pañuelo es un accesorio de libre expresión, sólo debemos cuidar el usarlo con delicadeza, prestancia y respeto.

  • Movimientos de vestido y de manta: A veces se objetan movimientos relativos a la expresión y/o estilo personal de la dama o el varón, según sea el caso. Los movimientos de vestido y manta están sujetos a reglas simples que son adquiridas en el momento de aprender la danza; y al igual que en el caso del pañuelo, debe estar presente el respeto por la pareja, por si mismo, por la cueca y por la patria.

  • Copiar a los campeones: No es argumento válido, que el jurado se apoye en estos dichos, pues ni siquiera se puede establecer el origen de la supuesta copia. Es aconsejable si, resguardar la creatividad individual de cada pareja y bailarín, no creando patrones y estereotipos de la cueca.

EXIGENCIAS DE LA DANZA EN CAMPEONATO


La conquista: es la única alternativa interpretativa y además como secuencia en tres etapas, es decir, los tres pies condicionados al supuesto romance. Eso sí, debemos tomar en cuenta con quien estamos bailando, pues no tenemos los mismos sentimientos ante la madre o el padre que ante el esposo o esposa, o estos ante un hermano o hermana, amigos, conocidos o desconocidos; con todos debo bailar una cueca completamente distinta la una de la otra, si no es así y pongo el mismo vigor, expresión y coquetería en todas las cuecas que interpreto no estoy haciendo más que una actuación sin sentido. Al padre, la madre, los hermanos, los amigos, conocidos o desconocidos, los puedo conquistar pero con un sentido, un sentimiento y un objetivo distinto.

Los criterios personales: sobretodo en el jurado, tienden a la predisposición a imponer gustos o preferencias que están lejos de la interpretación de los bailarines; es importante dejarlos fuera de todo juicio para poder llegar y mantener una transparencia con la altura y la dignidad que se requiere.

CONTROVERSIAS SOBRE LOS CAMPEONATOS DE CUECA

La realización de los campeonatos y concursos de cueca en cualquiera de sus fases, tiene partidarios y detractores. Ambas posiciones disponen de contenidos y propósitos muy razonables, pero los puntos de discusión y controversia son innumerables, los que seguramente se prolongarán por muy largo tiempo.

Un importante número de clubes de cueca, municipalidades, conjuntos folklóricos, compositores e intérpretes, se manifiestan a favor de la realización de campeonatos o concursos. Sostienen que estos eventos constituyen un excelente medio de difusión de la danza, favoreciendo su desarrollo y su vigencia. Y por otra parte, ellos estimulan tanto el aprendizaje como la práctica de la cueca, especialmente entre los jóvenes, a quienes comúnmente no les gusta lo tradicional, porque no lo conocen. Consideran que las políticas culturales, educativas y artísticas del país deben incluir torneos y competencias, puesto que estos aumentan la calidad artística de la danza y la disposición de los jóvenes al reconocimiento de su identidad cultural.

Por otro lado, un punto de vista antagónico sostiene un numeroso grupo de cultores y folkloristas, al afirmar que dichas competencias alteran el auténtico significado de la danza. Sostienen que la competitividad es un elemento que desnaturaliza el espíritu de la cueca, tanto por contraponerse a su esencia íntima, como por la adversidad muchas veces desatada entre las parejas en competencia. Cuestionan asimismo la significancia y los alcances de los campeonatos, entre ellos el tema de la marcada estilización de la danza y la generación de un tipo muy estereotipado de cueca. Junto con reconocer el hecho de que toda expresión folklórica está permanentemente sometida a distintos procesos evolutivos, estiman esencial que el grado de estilización de la danza esté siempre sometido a la total conservación de su espíritu y pureza estructural.

Dentro de este concepto, en 1991 Osvaldo Barril, cultor de reconocido prestigio y Director Técnico de la entonces Federación Nacional de Cueca, nos afirma: “La cueca no es competitiva. Es una expresión privada, intima y personal, que nace de lo más profundo del alma, en la intimidad de nuestros sentimientos, como magnífica muestra de amor y de vida. Es quizás la danza más rica en expresión y más rica en sentimiento, que recoge la sensibilidad intima de quienes la interpretan. Es entonces necesario velar por conservar la esencia, el prestigio y la dignidad de nuestra danza nacional, si hacerla objeto de competitividad”. Más adelante dice, en relación al Campeonato Nacional de Arica, que: “Si bien éste ha contribuido a la difusión de la cueca, por otro lado ha ido destruyendo la exquisita riqueza interpretativa de cada región, desapareciendo el colorido natural y propio de cada interprete, para convertirla en una actividad netamente competitiva, donde resalta lo ficticio y fabricado por sobre lo auténtico y espontáneo...”


Si bien muchas veces se responsabiliza a los campeonatos del encuadramiento, la alteración, la estilización y la creación de un estereotipo de cueca, creo que tienen un cierto grado de ella, pero no son los únicos. No se puede dejar sin responsabilidad a algunos organizadores que poco o nada conocen del sentido emocional de nuestro baile y se dejan llevar por ciertas preferencias y montan todo un espectáculo del cual ellos tienen preparado un feliz término personal. También existen seudos “jurados” que son fácilmente influenciables o que se dejan llevar por gustos personales y no son equitativos en sus juicios. Pero la mayor parte de responsabilidad la tiene los propios bailarines que se en la mayor de las veces se preocupan más de ganar y comienzan practicar, a veces con meses de anticipación, movimientos y pasos sincronizados, haciendo una especie de malabarismo y copiando a los campeones anteriores, y no se preocupan de lo fundamental que es el estudio de las raíces, el expresar los sentimientos que albergan en su corazón hacia su pareja de baile, dándole el sentido amoroso que a cada una de ellas se le debe otorgar. Las parejas deben preocuparse de sacar a relucir la belleza de los sentimientos profundos del ser chileno.

30 abr 2009

EL TRAJE DEL HUASO Y ALGUNAS DESCRIPCIONES BÁSICAS

Para comenzar debo señalar que la palabra huaso, según los investigadores, deriva de la palabra “Huasu”, proveniente del vocablo quechua y araucano, que significa “espalda”, “ancas”, de aquí fue que a los hombres que los indios veían sobre las espaldas o ancas de los caballos comenzaron a llamarlos “Huasos”. El hecho es que su significado, según estas investigaciones, es: “Hombre de a Caballo” (nombre que también ha sido muy discutido).

El traje del huaso proviene de las necesidades del jinete y ha ido evolucionando en el tiempo. Es a principios del siglo XX cuando se estructura el traje del huaso corralero: chaqueta, pantalón, pierneras o polainas, zapatos o botines, espuelas, cinturón o faja, manta o chamanto, sombrero o chupalla.

Pero hagamos un poco de historia. Cuando el huaso se asoma al ambiente social del siglo XVII, existen toda una gama de vestimentas en la zona central. El estanciero, es decir el hombre de mayor estatus en la vida rural, lleva una indumentaria que nada tiene de campesina y sí mucho de urbano. Imperan en él los colores negros; lleva una chupa (especie de capa) sostenida por un cinturón de cuero, en el sujeta la espalda, en la cabeza un gran sombrero de alas anchas de tradición castellana, mangas amplias con adornos de lienzo, calzones que llegan debajo de las rodillas, sujetos con ligas al final, zapatos negros de forma cuadrada, capa española amplia y, a veces, casacas largas con adornos de oro y plata. En suma, la tenida utilizada en la estancia, era más o menos, la vestimenta del castellano noble de la época.

El hombre de poca categoría, fuese mestizo pobre, indio, gañan o labrador, usa vestimenta de corte mixto: chupalla, poncho y ojota. También en esa época, suelen verse andaluces ataviados pintorescamente con sombrero amplio, chaqueta corta llena de botones y faja vistosa. Y hay también uniformes de milicianos y vestimentas de curas y frailes.

De todos estos atuendos es de donde el huaso como tal comienza a crear una vestimenta apropiada a sus labores, que se hace típica en él y luego es seguida por todos los habitantes de la campiña, para transformarse final y definitivamente en una indumentaria campesina.

Del estanciero castellano y del andaluz, utiliza el sombrero alón, que adapta plenamente para sus labores a pleno sol, pero influenciado por el andaluz gitano que lo usa como bonete (sombrero), lo lleva de copa alta y en algunas regiones adquiere la forma especial del “Bonete Maulino”. Del andaluz también adopta la chaqueta corta, que se presta para cabalgar a la jineta; La usa de color rojo o azul, llena de botones y contorneada u orillada con vistosas cintas de seda. Los calzones los usa cortos, como es en general la costumbre, con cintas a manera de ligas bajo la rodilla, pero les agrega polainas de lana de color, o de cuero de ternero, sin curtir para montar a caballo y las adorna con franjas de oro y plata.

Encima de toda esta Vestimenta de corte netamente español, coloca una pieza de lujo, de origen incaico: “El Chamanto”, manta pequeña en esos años a manera de esclavina (capa corta), tejida hábilmente con lana de diversos colores y con hermosos dibujos de carácter indígenas, sin duda derivado de los incas, traído hasta aquí por las invasiones de antaño y conservado como muchas otras influencias culturales del mismo origen. El huaso cifra su orgullo en esta prenda.
Lleva el chamanto con gracia, derecho o de soslayo sobre su tronco; y lo luce especialmente en los días de fiesta y en sus viajes a la ciudad. Como prenda de abrigo usa el “poncho de lana”, que lo cubre entero, pieza que legaron los indios; usa a veces la “manta de castilla”, de grueso tejido negro, para protegerse del frío y la lluvia.

Bien pronto, estas vestimentas las usan los “estancieros” por la comodidad que ofrece para la vida rural. El campesino pobre también opta por imitar al huaso y aunque no monta a caballo, pronto se ven labradores y gañanes que visten con su ropaje. No faltan tampoco los indios que se sienten atraídos por el sombrero alón, la chaqueta corta y el chamanto, alternando su uso con su vestimenta propia.

De esta forma entonces, el vestuario huaso se transforma definitivamente en vestimenta campesina y su uso se extiende más allá de la zona de origen.

Con el transcurso de los años, este vestuario definido anteriormente, sufre importantes modificaciones, que lo hacen más cómodo a los hábitos campesinos y a las tendencias de la época. Desde luego desaparece la faja de oro o plata que adorna la costura de los pantalones, y acaso sea esta la transformación más extraordinaria, pues el huaso de la Colonia, era especialmente adicto a este adorno brillante y ostentoso. El sombrero alón pierde mucho de su alta copa, para transformarse en el que hoy conocemos. Los pantalones, dejaron de llegar sólo hasta la rodilla, para variar al pantalón de corte moderno que llega hasta el zapato, y, desaparecieron las polainas de lana tejidas a palillo, que tan comunes fueron el la Colonia, para convertirse en la polaina de cuero, piernera o bota corralera, como la conocemos hoy.

EL SOMBRERO


Hecho de paño o fieltro, tiene alas rectas, copa redonda y baja, muy similar al sombrero cordobés; en la base de la copa usa una cinta o cordón que termina en una sola roseta simulando un copihue. El huaso debe usar siempre el sombrero con la roseta a su lado izquierdo, al igual que la finalización de la faja que usa en la cintura, y que hoy en día usan como chasquilla principalmente la gente que hace baile y música tradicional chilena. Al contrario del huaso, la dama debe usar estos adornos al costado derecho.

El sombrero del hombre o de la mujer lleva un cordón para afirmarlos a la base de la cara y que lleva un nudo deslizante en si mismo que se llama “fijador”, este se usa para el galope a caballo o para afirmarlo del viento, siempre debe usarse ya sea cayendo atrás de la cabeza o sujeto a la cara del huaso, nunca debe este fijador doblarse y ponerlo encima de la copa del sombrero.

LA CHUPALLA


Esta prenda de vestir o cubrecabeza, deriva su nombre de Achupalla, planta muy común en algunas zonas del campo chileno. Con el correr del tiempo su forma es igual a la del sombrero de huaso, a veces un poco más alona o extendida, es tejida con paja de trigo, de arroz y las más finas son confeccionadas con teatina, que alcanza precios superiores al sombrero de paño. Las más famosas y finas son de la localidad de La Lajuela, Provincia de Colchagua, VI región. Esta prenda se usa preferentemente en verano por su frescura y según los entendidos no debiera ser acompañada de chamanto, sino sólo de manta.

LA CHAQUETA


Puede ser de paño o de algodón, corta y entallada. con o sin solapa (corte militar o chaqueta maulina). Su funcionalidad es que el jinete pueda mover libremente su tronco, sin que ella moleste. Los colores deben ser sobrios, siendo de uso común, particularmente, el blanco, para tenidas de presentación o gala. Como ornamento lleva hileras de botones a la altura de la cintura y en los costados de las mangas. Preferentemente en la cintura no debieran ser más de 6 botones a cada costado, que simbolizan los meses del año en su conjunto, lo mismo que en las mangas.

Los botones de la chaqueta no deben ser de metal. la cantidad de botones en la chaqueta no debe ser exagerada en su número, ni menos dar origen a formas ajenas a la sobriedad (brillos, formas de herradura, excesos y otros anexos). La chaqueta aún siendo corta, debe cubrir la espalda y los riñones, dejando ver libremente el cinturón o la faja.

LA CAMISA


Acompaña a la chaqueta, debe ser de colores sobrios, preferentemente a cuadros y su cuello permanentemente abrochado, sin adornos, ni corbatines. Con respecto a estos últimos, alguna vez fue visto por Alberto Cardemil en una fotografía al Sr. Fernando Hurtado y en Gil Letelier, pero se trataba de un “plastrón” (especie de corbatín grueso y corto), que no guarda relación con los que generalmente lucen los conjuntos folklóricos de hoy en día, quizás copiados de algún almanaque de moda para señoritas.

Esta prenda la lucen los charros, los cowboys en Norteamérica, los gauchos, los chalanes en el Perú, etc. El pañuelo o corbatín que adorna la camisa podemos observar entonces, es usado por todos los jinetes criollos de América.
Actualmente se está discutiendo el uso del plastrón antes mencionado, que anude la camisa; pues en diversas presentaciones en el extranjero, el huaso al despojarse de la manta o del chamanto, en cenas de gala por ejemplo, la camisa abotonada, luce muy austera y desentona en relación a otras delegaciones tradicionalistas de nuestra América.

Como base de esta discusión, está la determinación que la corbata, la humita, corbatín o pañuelo, son prendas de dignificación en nuestra cultura occidental. Pero por otra parte ningún jinete haría pruebas o correría en vaca con corbatín. Dicho de otra forma, no hay que confundir una tenida de trabajo ecuestre o la labor agrícola con una presentación de gala en salones.

Corbata de Bolo
Por otra parte, lejos de todo ello se encuentra un accesorio metálico que, últimamente, están utilizando algunas personas; este se llama "CORBATA DE BOLO" y no presta utilidad en las actividades ecuestres, ni de campo, menos aún en el traje de quien danza, donde además podría ser un elemento peligroso, puesto que en sus extremos lleva dos puntas pesadas, con las que podría golpearse a si mismo o a su compañera.

LA CAMISA


Acompaña a la chaqueta, debe ser de colores sobrios, preferentemente a cuadros y su cuello permanentemente abrochado, sin adornos, ni corbatines. Con respecto a estos últimos, alguna vez fue visto por Alberto Cardemil en una fotografía al Sr. Fernando Hurtado y en Gil Letelier, pero se trataba de un “plastrón” (especie de corbatín grueso y corto), que no guarda relación con los que generalmente lucen los conjuntos folklóricos de hoy en día, quizás copiados de algún almanaque de moda para señoritas.

Esta prenda la lucen los charros, los cowboys en Norteamérica, los gauchos, los chalanes en el Perú, etc. El pañuelo o corbatín que adorna la camisa podemos observar entonces, es usado por todos los jinetes criollos de América.
Actualmente se está discutiendo el uso del plastrón antes mencionado, que anude la camisa; pues en diversas presentaciones en el extranjero, el huaso al despojarse de la manta o del chamanto, en cenas de gala por ejemplo, la camisa abotonada, luce muy austera y desentona en relación a otras delegaciones tradicionalistas de nuestra América.

Como base de esta discusión, está la determinación que la corbata, la humita, corbatín o pañuelo, son prendas de dignificación en nuestra cultura occidental. Pero por otra parte ningún jinete haría pruebas o correría en vaca con corbatín. Dicho de otra forma, no hay que confundir una tenida de trabajo ecuestre o la labor agrícola con una presentación de gala en salones.

Corbata de Bolo
Por otra parte, lejos de todo ello se encuentra un accesorio metálico que, últimamente, están utilizando algunas personas; este se llama "CORBATA DE BOLO" y no presta utilidad en las actividades ecuestres, ni de campo, menos aún en el traje de quien danza, donde además podría ser un elemento peligroso, puesto que en sus extremos lleva dos puntas pesadas, con las que podría golpearse a si mismo o a su compañera.

EL CINTURÓN


Esta prenda de vestir tiene como misión obvia sostener el pantalón del huaso. A través de la historia y de las prácticas de las tradiciones han ido cambiando sus formas y hechuras.

Siempre ha sido ancho, al igual que las pretinas del pantalón. Antiguamente sobre el cinturón preferentemente se usaba la faja, luego en los años 1920, aproximadamente, se ven los primeros cinturones con lana, con grandes hebillas forradas. Posteriormente fue reemplazado por un cinturón con fondo de lanilla negro, con motivos mapuches (copihues, carretas, espigas de trigo, etc.) y con 2 hebillas de cierre a cada extremo del término. Lo usan hasta hoy los huasos que participan en conjuntos folklóricos y las huasas que visten de ropón. El huaso que cultiva la música y bailes de nuestra tierra usa preferentemente este cinturón, representado el término o extremo de la faja, con “chasquilla”.

Actualmente el huaso corralero y la gente que participa en el desarrollo y difusión de nuestras tradiciones usan preferentemente el cinturón de cuero, ancho ya sea de cuero natural curtido o de carpincho, con la cuchilla parralina o cortaplumas al costado derecho del cinturón.

LA FAJA




Prenda confeccionada de lana o de hilo, de gran extensión que tiene como misión proteger la cintura (riñones) del huaso en su trabajo de a caballo, terminando anudada y con sus flecos o chasquillas al lado izquierdo. Se usa preferentemente de color rojo. Como ya se mencionó, la mujer debe anudar hacia el lado derecho, al igual que los adornos del sombrero.
Para las labores de a caballo en el campo, así como para la práctica del Rodeo Chileno y Pruebas Ecuestres, está prenda es de uso frecuente

PUÑAL PARRALINA O CORTAPLUMAS




Antiguamente, el huaso usó el cuchillo y el puñal, en el interior de la montura, para sus labores del campo y faenas vaqueras. Actualmente, el huaso usa en el lado derecho y apegado al cinturón la parralina (cuchillo corto hecho de acero y levemente corvado, confeccionado principalmente en la ciudad de Parral, razón por la cual se le da aquel nombre); o bien una cortaplumas, dentro de un estuche, también de cuero.

La función de esta arma blanca es, específicamente, como herramienta para reparar aperos, como las riendas de su cabalgadura, los piales, cueros y otros implementos de sus labores agrícolas y deportivas. No debe ser utilizada en presentaciones formales, ni por los huasos que cultivan nuestra música y nuestras danzas.

EL PANTALÓN


Este debe ser de colores sobrios y angostos en su base para permitir la colocación de las pierneras; sus bolsillos son de corte horizontal; las pretinas deben ser anchas, para facilitar la colocación del un cinturón ancho; su tejido puede ser de un solo color, o de fantasía (listado); además el huaso usa la tela de acuerdo a la estación del año, adecuando su textura o abrigo correspondiente.

LOS ZAPATOS, BOTAS O BOTINES


El calzado del huaso debe ser de cuero o cabritilla; modelo terminado en punta redonda, cuadrada o puntiaguda; cerrados en el empeine con cordones, correas o hebillas. Tiene un tacón firme y alto para que la rodaja de las espuelas no toquen el suelo. El zapato debe ser cómodo y funcional; el color es preferentemente negro, pudiéndose usar café cuando las prendas como la chaqueta o el pantalón combinen en el color de ellos. En todo caso, para las presentaciones oficiales, así como las tenidas de gala, el zapato debe ser siempre de color negro.

El calzado es un legado netamente europeo y no tiene relación con la bota vaquera andaluza. La forma puntiaguda, como lo señalan algunos investigadores, obedece a la necesidad de que encaje naturalmente en el estribo, no siendo muy recomendada para bailarines de conjuntos folklóricos.

LAS ESPUELAS


Más que una prenda de vestir, esta es considerada un apero huaso infaltable en su vestimenta. Se compone de un “asta” (pieza metálica en forma de U), el “pihuelo o acicate” y la “rodaja”.

Las espuelas son siempre de gran tamaño, mayores que cualesquiera usada en América, están hechas generalmente de hierro, las hay también de acero, níquel bronce con aplicaciones de metal blanco en sistema de repujado, los cuales trazan profusas decoraciones que adornan sus lados extremos. El pihuelo va siempre calado (cruces de malta, frisos ramados, triángulos, estrellas, rosetas de cuatro hojas) y “barruelas” o salientes redondeadas como botones o cabecitas de clavos, que adornan los lados del “barrilero”. La rodaja es una sola pieza, de acero o hierro azul, templado al agua a fin de que produzca un armonioso sonido musical al jugar sobre su eje. La gracia de la espuela esta en su tintineo que acompaña la presencia de los jinetes por donde pasan, ya sea al galopar por los caminos o, luego, desmontados, simplemente al caminar por las calles. Bailar cueca con espuelas calzadas, sin enredarse en ellas, es la hazaña galante de los verdaderos huasos. La rodaja actual ostenta entre 36 y 40 puntas.

Para sostener la espuela, se utiliza una pieza sobrepuesta en el zapato llamada “talonera”, que esta confeccionada de cuero y suela, con una hebilla que se abrocha al costado externo de cada pie, al igual que el “pial” (correa de la espuela).

No se sabe la fecha de invención de la espuela y primeros usos de ella, conociéndose eso si, desde la antigüedad. Se piensa que desde el momento que el hombre uso el caballo como cabalgadura, vio la necesidad de idear una especie de aguijón con el que se pudiera hacer reaccionar al animal, dejándole las manos libres para gobernarlo. Utilizó así los pies y adaptó un objeto provisto de punta que pinchase los hijares del caballo. Los artesanos manifiestan que las rodajas hechas del lomo de riel usado, emiten el más hermoso sonido.

LA MANTA


Es una de las piezas de vestir más hermosas y características del Huaso Chileno. Es de un tejido rectangular de lana o de hilo según la región que se fabrique, y, tiene una abertura horizontal para pasar la cabeza. Su uso se remonta a septiembre del año 1812, en que obedeciendo a una consigna patriótica de don José Miguel Carrera usaron los jinetes de la época “Mantas Tricolores”. Actualmente, las mantas tienen cuatro campos de color bien definidos y en su contorno una huincha o doblez del mismo color que los campos para darle mayor peso, belleza y caída a la prenda.

Los campos de la manta deben ser siempre lisos; desgraciadamente se están confeccionando mantas con aplicación de labores o motivos (hojas, racimos de uva, espigas de trigo y otros) pegados (como parches), que realmente desmerecen a quien las usa, pues son una mala imitación del Chamanto. Como regla: es manta o es chamanto, pero nunca la mitad de ambas prendas.

EL CHAMANTO


El chamanto es orgullo y símbolo del huaso. Puede ser de un color por un lado y otro por el revés; su característica principal es que en sus campos y huincha lleva labores que incluyen copihues, herraduras, espigas de trigo, parras, racimos de uva y otros. Dándole a cada uno de estos elementos una figura estilizada de acuerdo al talento y la sensibilidad artística del artesano.

Cuando aparece primitivamente el chamanto usado por el huaso, es de porte pequeño, a modo casi de esclavina (capa corta), y su uso era preferentemente como una joya; a veces se combinaba con un cinturón de iguales colores en su tejido.

Actualmente, es de porte similar a una manta y obviamente el que lo usa lo luce con mucho orgullo, pues existen casi como piezas únicas y personales, salvo raras excepciones.

Las chamanteras más famosas están en Doñihue, habiéndolas también en Chillan y otras localidades; su valor es significativo, puesto que para su elaboración se necesitan meses de trabajo en el tejido.

LAS PIERNERAS O POLAINAS



Es típica del Huaso Chileno que monta a caballo. Su uso le permite proteger las piernas, en las labores propias del campo son insustituibles, especialmente en el trabajo con ganado, en los cerros y en los valles.

Según el gusto y las necesidades son hechas de diferentes modelos; pueden ser largas o cortas y de distintos tipos de cuero (crudo, sobado o curtido). tras algunas transformaciones propias con el paso del tiempo (recuerda que en el tiempo de la Colonia se hacían tejidas de lana hasta la rodilla) y también, debido a las exigencias del rodeo, se ha llegado a la bota actual: muy elegante, de cuero negro, de largo hasta un poco más arriba de la rodilla, con biscochos o lisas; con un rebaje en su parte posterior y con correas para asegurarla. De sus lados exteriores nacen “ramales o correones”, que caen hasta la parte superior del zapato, otorgando un especial y alegre movimiento de las piernas embotadas. Los ramales impiden también la clavadura de espinas tan propio de nuestro bosque nativo central, sobre todo en las zonas cordilleranas.
Los artesanos más destacados en la confección de botas corraleras, los encontramos en Temuco, Linares, O’Higgins, Colchagua y Chillán.

NOTAS IMPORTANTES SOBRE EL TRAJE DE HUASO

  • El sombrero así como las otras prendas del huaso deben ser proporcionales a la estatura de quien la usa, así por ejemplo el sombrero para un adulto no debiera tener una copa más alta que 10 cms. y un ala no mayor a 12 cms. ni menos de 6 cms. El sombrero debe lucir siempre limpio y con sus alas rectas, jamás dobladas, este sencillo detalle delata la preocupación y conocimiento de su vestimenta.
  • También se considera de uso corriente y adecuado el llevar la manta “triangulada” sobre el hombro, ya sea derecho o izquierdo, evite usarla doblada en forma rectangular, pues le resta dignidad.
  • El chamanto y la manta, también deben ser proporcionadas a la estatura del huaso; por ejemplo: una persona de 1,70 a 1,80 metros de estatura, la prenda extendida debe ser de un largo de 1,20 metros, por un ancho de 0,80 metros.
  • Otra consideración importante que se debe tener presente es que el chamanto solamente debe tener motivos (labores) en sus campos. Además recuerda que la característica principal de la manta es que sus campos son de colores “lisos”. Mezclar texturas de mantas con laboreos es de pésimo gusto y no representan cabalmente la expresión de artesanía y trabajo para ejecutar un chamanto único.
  • Al igual que la manta, cuando el chamanto se usa al hombro, debe colocarse en forma triangulada o casual; evite usarlo doblado en forma rectangular.

CONSIDERACIONES A TENER PRESENTES...

El pelo corto (no debe entrar en contacto con el cuello de la camisa).

    El sombrero siempre recto, jamás arrugado o doblado.

    Si usa chupalla, evite usar chamanto, pues esta es una prenda de gala y debe usarse con sombrero.

    Si usa pierneras siempre deben estar acompañadas de espuelas, jamás las use por separado.

    Los botones de la chaqueta nunca deben ser dorados, tampoco deben ir adosados a la espalda o las mangas en forma de herradura, siempre en línea recta, Pues esta forma es propia de los charros mexicanos, no de los huasos chilenos. Sea lo más sobrio posible.

    El cuello de la camisa siempre abrochado, evite usar cintas que no significan nada, puesto que no forman parte de nuestra vestimenta típica.

    No se siente a la mesa con manta, chamanto, ni menos aún con sombrero, estas prendas deben usarse sólo para la presentación o actos oficiales, tales como un discurso, una entrega de premios, rodeos o para bailar la Cueca.

TRAJE DE CHINA


La vestimenta de la mujer campesina es sencilla y funcional. Ha sufrido variaciones según la época y la condición social. Las mujeres hacendadas llevaban pesados vestidos largos y anchos, de telas estampadas, muy simples en su forma y estilo.

Hoy se suele representar el traje de la mujer campesina o más bien conocido como traje de china, con una estilización o tergiversación de la realidad. Son creaciones de los grupos artísticos llevadas al escenario. Este vestido suele ser recogido en la cintura, acompañado de delantales de cintura, redondos y pequeños, adornados con vuelos y blondas (que hoy están siendo desplazados por un cinturón ancho, sin brillo y de un solo color, que termina con una rosa en la espalda de la dama). Se dice que esta prenda es una transformación del traje de unas bailarinas de Republica Dominicana que tuvieron su paso por el puerto de Valparaíso, muy parecido en su forma, no así en su textura, ni en su estampado.

El nombre “china”, se les daba a las empleadas de las casas patronales, es un nombre de origen despectivo hacia la raza chilena, pero que con el tiempo el mismo chileno le fue dando un significado amoroso. con respecto al traja de estas, debemos recordar, que el chileno en su esencia es un ser recatado, en todos sentido, también en su forma de vestir y en los colores que lo caracterizan; por ello es importante saber que la mujer de campo no usaba colores fuertes, ni estampados llamativos, sino más bien colores tierra y estampados pequeños (si es que los había).

Además “el falso” es un accesorio que no correspondía a esta clase social. Si hoy se utiliza es por estilización y forma, para que los vestidos tomen cuerpo y no se vean lacios y con poca vida. El vestido y el falso deben ser sobrios.

No han faltado quienes exagerando la nota, utilizan tantos falsos, o, falsos tan abultados que los vestidos parecen verdaderas campanas. Para que hablar de los vestidos cada vez más deslumbrantes en sus formas y diseños. En estas condiciones, estas prendas en vez de embellecer la danza, la apocan tras los despampanantes trajes.
El pelo, si es largo, debe ir tomado en trenza o cola, aplicando una flor o varias pequeñas, de manera sobria, al lado derecho de la cabeza. Lo mismo, el rostro de la dama, si se pone maquillaje, deben ser usados con sutileza, tratando de que no aparente rudeza o liviandad, algo que tiene que expresar dulzura e ingenuidad.

El ROPÓN



En épocas pasadas la mujer usó un traje de montar denominado “ropón”, que era una especie de cobertor de paño grueso que se usaba en el campo para que las mujeres se cubrieran las piernas, ya sea por frío o por recato de mostrarlas al cabalgar. Es necesario recordar que en el campo chileno la mujer montaba en silla inglesa con la pierna derecha cruzada. El ropón formaba parte de una añadidura de la montura y no era un vestido como tal.

No obstante ello, la integrante femenina del Grupo Folklórico “Los de Ramón”, señora María Eugenia Silva, instauró esta moda que fue muy bien aceptada por los chilenos.

Es preciso señalar que la montura inglesa de mujer se abrocha por el lado contrario al que lo hace la montura chilena, lo que daría una base, según los entendidos, para fundamentar que los adornos, como la faja y la roseta del sombrero de mujer, se usen al lado derecho.
En razón a la silla de montar descrita, la mujer que viste ropón, usa sólo una espuela pequeña y sin talonera, reemplazada, a veces, por un espolín.