30 abr 2009

EL TRAJE DEL HUASO Y ALGUNAS DESCRIPCIONES BÁSICAS

Para comenzar debo señalar que la palabra huaso, según los investigadores, deriva de la palabra “Huasu”, proveniente del vocablo quechua y araucano, que significa “espalda”, “ancas”, de aquí fue que a los hombres que los indios veían sobre las espaldas o ancas de los caballos comenzaron a llamarlos “Huasos”. El hecho es que su significado, según estas investigaciones, es: “Hombre de a Caballo” (nombre que también ha sido muy discutido).

El traje del huaso proviene de las necesidades del jinete y ha ido evolucionando en el tiempo. Es a principios del siglo XX cuando se estructura el traje del huaso corralero: chaqueta, pantalón, pierneras o polainas, zapatos o botines, espuelas, cinturón o faja, manta o chamanto, sombrero o chupalla.

Pero hagamos un poco de historia. Cuando el huaso se asoma al ambiente social del siglo XVII, existen toda una gama de vestimentas en la zona central. El estanciero, es decir el hombre de mayor estatus en la vida rural, lleva una indumentaria que nada tiene de campesina y sí mucho de urbano. Imperan en él los colores negros; lleva una chupa (especie de capa) sostenida por un cinturón de cuero, en el sujeta la espalda, en la cabeza un gran sombrero de alas anchas de tradición castellana, mangas amplias con adornos de lienzo, calzones que llegan debajo de las rodillas, sujetos con ligas al final, zapatos negros de forma cuadrada, capa española amplia y, a veces, casacas largas con adornos de oro y plata. En suma, la tenida utilizada en la estancia, era más o menos, la vestimenta del castellano noble de la época.

El hombre de poca categoría, fuese mestizo pobre, indio, gañan o labrador, usa vestimenta de corte mixto: chupalla, poncho y ojota. También en esa época, suelen verse andaluces ataviados pintorescamente con sombrero amplio, chaqueta corta llena de botones y faja vistosa. Y hay también uniformes de milicianos y vestimentas de curas y frailes.

De todos estos atuendos es de donde el huaso como tal comienza a crear una vestimenta apropiada a sus labores, que se hace típica en él y luego es seguida por todos los habitantes de la campiña, para transformarse final y definitivamente en una indumentaria campesina.

Del estanciero castellano y del andaluz, utiliza el sombrero alón, que adapta plenamente para sus labores a pleno sol, pero influenciado por el andaluz gitano que lo usa como bonete (sombrero), lo lleva de copa alta y en algunas regiones adquiere la forma especial del “Bonete Maulino”. Del andaluz también adopta la chaqueta corta, que se presta para cabalgar a la jineta; La usa de color rojo o azul, llena de botones y contorneada u orillada con vistosas cintas de seda. Los calzones los usa cortos, como es en general la costumbre, con cintas a manera de ligas bajo la rodilla, pero les agrega polainas de lana de color, o de cuero de ternero, sin curtir para montar a caballo y las adorna con franjas de oro y plata.

Encima de toda esta Vestimenta de corte netamente español, coloca una pieza de lujo, de origen incaico: “El Chamanto”, manta pequeña en esos años a manera de esclavina (capa corta), tejida hábilmente con lana de diversos colores y con hermosos dibujos de carácter indígenas, sin duda derivado de los incas, traído hasta aquí por las invasiones de antaño y conservado como muchas otras influencias culturales del mismo origen. El huaso cifra su orgullo en esta prenda.
Lleva el chamanto con gracia, derecho o de soslayo sobre su tronco; y lo luce especialmente en los días de fiesta y en sus viajes a la ciudad. Como prenda de abrigo usa el “poncho de lana”, que lo cubre entero, pieza que legaron los indios; usa a veces la “manta de castilla”, de grueso tejido negro, para protegerse del frío y la lluvia.

Bien pronto, estas vestimentas las usan los “estancieros” por la comodidad que ofrece para la vida rural. El campesino pobre también opta por imitar al huaso y aunque no monta a caballo, pronto se ven labradores y gañanes que visten con su ropaje. No faltan tampoco los indios que se sienten atraídos por el sombrero alón, la chaqueta corta y el chamanto, alternando su uso con su vestimenta propia.

De esta forma entonces, el vestuario huaso se transforma definitivamente en vestimenta campesina y su uso se extiende más allá de la zona de origen.

Con el transcurso de los años, este vestuario definido anteriormente, sufre importantes modificaciones, que lo hacen más cómodo a los hábitos campesinos y a las tendencias de la época. Desde luego desaparece la faja de oro o plata que adorna la costura de los pantalones, y acaso sea esta la transformación más extraordinaria, pues el huaso de la Colonia, era especialmente adicto a este adorno brillante y ostentoso. El sombrero alón pierde mucho de su alta copa, para transformarse en el que hoy conocemos. Los pantalones, dejaron de llegar sólo hasta la rodilla, para variar al pantalón de corte moderno que llega hasta el zapato, y, desaparecieron las polainas de lana tejidas a palillo, que tan comunes fueron el la Colonia, para convertirse en la polaina de cuero, piernera o bota corralera, como la conocemos hoy.

1 comentario:

  1. La polaina de lana desaparece principalmente por un efecto utilitario o funcional, pues se comienza a usar la de cuero por las tareas de arreos de animales. El cuero no permite que se le peguen abrojos y cubre mejor la pierna ante los arbustos, ramas y roces con el animal. El bonete Maulino al que se le hace mención tiene un hermano en nuestra zona de Colchagua que es el bonete Huicano, que hicieran conocidos Los de Ramón.

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